Los Ritmos Ocultos de la Economía

Gábor Bíró 1 de octubre de 2025
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Mientras navegamos la avalancha diaria de noticias económicas —informes trimestrales, fluctuaciones del mercado y ciclos a corto plazo— es fácil perderse en el ruido. ¿Pero y si existiera un ritmo más profundo, lento y fundamental que da forma a nuestro mundo? ¿Un patrón que conecta la era de la máquina de vapor con el auge de los ferrocarriles, la era de la electricidad con el automóvil, y los albores de la informática con el ascenso de la inteligencia artificial?

Los Ritmos Ocultos de la Economía

Esta es la fascinante y controvertida idea en el corazón de la teoría desarrollada por Nikolái Dmítrievich Kondrátiev, conocida hoy como las Ondas de Kondrátiev u "ondas largas".

¿Quién fue Nikolái Kondrátiev? Una teoría y un destino trágico

Nikolái Kondrátiev (1892–1938) fue un brillante economista ruso activo a principios del siglo XX. En un momento en que el régimen soviético proclamaba el colapso inminente e inevitable del capitalismo, la investigación de Kondrátiev lo llevó a una conclusión muy diferente. Al analizar datos económicos del siglo XIX del Reino Unido, Francia y Estados Unidos —incluyendo precios, tipos de interés y niveles de producción— identificó un patrón recurrente: las economías capitalistas no avanzaban en línea recta hacia su perdición, sino que se movían en ondas largas y cíclicas que duraban aproximadamente de 50 a 60 años.

Su teoría sugería una capacidad inherente de autorregeneración dentro del capitalismo, un hallazgo que contrastaba radicalmente con el dogma marxista-leninista. Por esto, Kondrátiev fue tildado de enemigo del Estado. Su trabajo fue condenado, fue arrestado en 1930 y finalmente ejecutado en 1938 durante la Gran Purga de Stalin. Su teoría, sin embargo, le sobrevivió. Encontró una nueva audiencia en Occidente, especialmente a través del trabajo del economista Joseph Schumpeter, quien la integró en sus propias teorías sobre la innovación y los ciclos económicos.

Anatomía de las ondas largas: las cuatro estaciones económicas

La teoría de Kondrátiev descompone cada onda larga en cuatro fases, análogas a las estaciones. No se trata solo de simples auges y caídas; representan transformaciones estructurales profundas en la economía, la tecnología y la sociedad.

  1. Primavera (Expansión): Marca el inicio del ciclo, impulsado por la aparición de un paradigma tecnológico nuevo y revolucionario. El capital fluye hacia estas nuevas industrias, la productividad se dispara y la inflación es baja pero comienza a subir. El optimismo social es alto y nacen miles de nuevas empresas. Es un período de innovación y acumulación de capital.
  2. Verano (Prosperidad/Apogeo): La revolución tecnológica madura y sus beneficios se generalizan. La economía funciona a pleno rendimiento, con un crecimiento fuerte y generalizado. Sin embargo, la inflación se acelera, los mercados pueden sobrecalentarse y a menudo se forman burbujas especulativas. La prosperidad alcanza su cénit, pero las tensiones subyacentes se están acumulando en el sistema.
  3. Otoño (Estancamiento/Recesión): El crecimiento se desacelera. La tecnología dominante ha alcanzado un punto de rendimientos decrecientes y ya no puede generar los mismos saltos de productividad. Los mercados se saturan. Las empresas cambian su enfoque de la expansión a la eficiencia y la reducción de costes. La deuda acumulada durante los años de auge se vuelve problemática y la confianza económica disminuye. Este período se caracteriza a menudo por la "estanflación" (alta inflación combinada con estancamiento económico) y recesiones prolongadas.
  4. Invierno (Depresión/Valle): Esta es la fase más dolorosa del ciclo. La economía entra en una crisis profunda a medida que estallan las burbujas especulativas, las empresas quiebran y el desempleo aumenta drásticamente. Es un período de "destrucción creativa" (término acuñado por Schumpeter), donde las viejas y obsoletas estructuras se derrumban para dar paso a las nuevas. El descontento social y la polarización política se intensifican. Aunque este es el período más difícil, es en las profundidades del invierno donde nacen las innovaciones fundamentales para la próxima primavera.

¿Qué impulsa las ondas? El papel de las revoluciones tecnológicas

Aunque el propio Kondrátiev no ofreció una explicación definitiva sobre el motor detrás de estas ondas, sus seguidores, especialmente Schumpeter, situaron la innovación tecnológica en el centro de la teoría. Según esta visión, cada onda larga es iniciada por una "Tecnología de Propósito General" (TPG). Se trata de innovaciones fundamentales que transforman no solo una única industria, sino la economía y la sociedad en su totalidad.

Históricamente, se han identificado las siguientes ondas:

  • 1ª Onda de Kondrátiev (c. 1780–1840): La Era de la Máquina de Vapor y la Revolución Industrial. Esta época fue definida por la energía hidráulica, los textiles y el hierro.
  • 2ª Onda de Kondrátiev (c. 1840–1890): La Era del Acero y los Ferrocarriles. La expansión de las redes ferroviarias conectó continentes y dio lugar a la industria pesada moderna.
  • 3ª Onda de Kondrátiev (c. 1890–1940): La Era de la Electricidad, la Química y el Motor de Combustión Interna. Esto nos trajo el automóvil, la producción en masa y la metrópolis moderna.
  • 4ª Onda de Kondrátiev (c. 1940–1990): La Era de la Petroquímica, la Electrónica y la Aviación. Esta onda se caracterizó por los plásticos, los transistores, la televisión y los viajes aéreos globales.
  • 5ª Onda de Kondrátiev (c. 1990–?): La Era de la Información y las Telecomunicaciones. La revolución del ordenador personal, internet y la comunicación móvil.

Críticas y advertencias

Aunque la teoría de las Ondas de Kondrátiev proporciona un marco convincente para interpretar la historia económica, está lejos de ser universalmente aceptada. Las principales críticas incluyen:

  • Evidencia empírica: La existencia de estos ciclos es difícil de demostrar estadísticamente con rigor. Los críticos argumentan que los defensores tienden a seleccionar los datos a conveniencia y a ajustar los acontecimientos al modelo a posteriori.
  • Determinismo vs. realidad: La teoría puede parecer excesivamente mecanicista. Choques externos como guerras, cambios políticos importantes y pandemias (como la de COVID-19) pueden alterar o interrumpir significativamente los ciclos.
  • Sincronización: La duración de las ondas y las transiciones entre fases no son precisas como un reloj y pueden variar considerablemente.

El gran debate sobre las ondas largas

Aunque visualmente atractiva, la teoría de las Ondas de Kondrátiev sigue siendo uno de los conceptos más debatidos en economía. A lo largo de su historia, destacados defensores y feroces críticos se han enfrentado por su validez, un testimonio de la naturaleza inspiradora pero provocadora de la teoría.

Del lado de los defensores

Podría decirse que el desarrollador más influyente de la teoría fue el economista austriaco Joseph Schumpeter. Fue Schumpeter quien vinculó explícitamente las ondas a la innovación tecnológica e introdujo el concepto de "destrucción creativa". Sin él, el trabajo de Kondrátiev podría haber quedado como una nota a pie de página olvidada en la historia económica. En la segunda mitad del siglo XX, las escuelas de economía neo-schumpeterianas y evolucionistas mantuvieron vivo el concepto. Pensadores como Carlota Pérez han refinado aún más la teoría, desarrollando el modelo de "paradigmas tecnoeconómicos" que detalla cómo una revolución tecnológica impacta en la economía, la sociedad y sus instituciones. El trabajo de Pérez, en particular, se ha vuelto muy influyente entre los académicos de la innovación de hoy en día.

Los críticos notables y sus dudas

Las críticas han venido con mayor frecuencia de la economía neoclásica convencional, que tiende a modelar la economía como un sistema que busca el equilibrio y tiene dificultades para aceptar la idea de ciclos estructurales largos. Simon Kuznets, un premio Nobel reconocido por su investigación sobre el crecimiento económico, examinó meticulosamente datos a largo plazo pero concluyó que la evidencia no era lo suficientemente sólida como para respaldar un ciclo tan regular de 50 a 60 años. En su opinión, las "ondas" parecían ser una secuencia única y no repetitiva de eventos históricos, como guerras, fiebres del oro y explosiones demográficas.

Otros críticos atacan el determinismo percibido de la teoría. Argumentan que el modelo simplifica en exceso la realidad al restar importancia al papel de las decisiones políticas, la regulación gubernamental y los movimientos sociales en la configuración del desarrollo económico. La acusación es que los defensores de las Ondas de Kondrátiev son propensos a encontrar patrones mirando por el espejo retrovisor, pero que el poder predictivo de la teoría es extremadamente limitado.

Este debate en curso ilustra que las Ondas de Kondrátiev se entienden mejor no como una ley de la naturaleza, sino como un poderoso marco analítico que puede ayudarnos a comprender las dinámicas más profundas del cambio económico a largo plazo y la transformación tecnológica.

¿Dónde estamos ahora? ¿En el umbral de la sexta onda?

La mayoría de los teóricos que suscriben el modelo coinciden en que actualmente nos encontramos en las últimas etapas —el "invierno"— de la quinta onda (tecnología de la información). La crisis financiera de 2008, la desaceleración del crecimiento de la productividad, el aumento de la desigualdad social y la inestabilidad política son todas características de esta fase.

Esto, sin embargo, plantea la pregunta más emocionante: ¿cuál será la fuerza impulsora de la Sexta Onda de Kondrátiev? ¿Qué tecnologías marcarán el comienzo de la próxima primavera? Los principales candidatos incluyen:

  • Inteligencia Artificial y Aprendizaje Automático: Capaces de automatizar no solo tareas manuales sino también cognitivas, transformando industrias desde la sanidad hasta las finanzas.
  • Biotecnología y Edición Genética (p. ej., CRISPR): Preparadas para revolucionar la medicina, la agricultura y la ciencia de los materiales.
  • Energías Renovables y Tecnologías Verdes: La transición para abandonar los combustibles fósiles necesita una infraestructura energética e industrial completamente nueva.
  • Nanotecnología: La manipulación de la materia a nivel atómico, abriendo nuevas fronteras en la fabricación, la electrónica y la medicina.

Estos no son solo nuevos productos; al igual que sus predecesores, son tecnologías de plataforma que crearán industrias completamente nuevas mientras dejan obsoletas a las antiguas.

¿El motor de la sexta onda? La inteligencia artificial como el próximo gran paradigma

Mientras los vientos fríos del invierno soplan a través de la quinta onda, la de la tecnología de la información —señalado por la desaceleración de las ganancias de productividad y la consolidación del mercado—, todas las miradas se vuelven hacia una nueva fuerza revolucionaria: la Inteligencia Artificial (IA). Muchos analistas sostienen que la IA no es solo otra tecnología, sino el motor central de la Sexta Onda de Kondrátiev, una tecnología de propósito general cuyo poder transformador puede rivalizar, o incluso superar, al de la máquina de vapor o la electricidad.

Las revoluciones tecnológicas anteriores aumentaron principalmente el poder físico humano o la capacidad de cálculo. La máquina de vapor multiplicó la fuerza muscular, la electricidad transformó la distribución de energía y la fabricación, y el microchip aceleró el procesamiento de datos. La Inteligencia Artificial, sin embargo, promete algo fundamentalmente diferente: la automatización y el aumento del trabajo cognitivo y creativo. Hoy en día, los modelos de IA pueden escribir código, formular hipótesis científicas, generar arte e identificar patrones en conjuntos de datos complejos que escaparían a los analistas humanos.

Esta capacidad convierte a la IA en el instrumento perfecto para la "destrucción creativa" de Schumpeter. Si bien amenaza con dejar obsoletas a industrias enteras (como la entrada de datos, el servicio al cliente e incluso partes del desarrollo de software), simultáneamente crea oportunidades sin precedentes. El descubrimiento de fármacos impulsado por la IA podría acortar los plazos de desarrollo en años; las redes logísticas autónomas podrían remodelar el comercio mundial; y la educación y la atención médica personalizadas podrían volverse universalmente accesibles.

Esta dualidad —la destrucción de viejas estructuras y la creación de nuevas— es el sello distintivo por excelencia de una primavera de Kondrátiev. Si la teoría se mantiene, la incertidumbre y las dificultades económicas de nuestro "invierno" actual son, de hecho, los dolores de parto de una nueva era económica impulsada por la IA. La pregunta ya no es si la IA remodelará la economía, sino cuán rápido, cuán profundamente y si la sociedad podrá gestionar con éxito la inmensa transición que se avecina.

Conclusión

La teoría de las Ondas de Kondrátiev no es una bola de cristal para predecir el futuro. En cambio, es una lente poderosa a través de la cual podemos ver la historia económica y el momento presente. Nos ayuda a comprender que las crisis profundas y las transformaciones estructurales pueden no ser señales de un final, sino los precursores necesarios de un nuevo comienzo. Si bien la fase de "invierno" suele ser dolorosa e incierta, la historia sugiere que siempre le sigue una nueva "primavera" impulsada por la innovación. Cómo aprovechamos las oportunidades de la sexta onda venidera es el desafío y la responsabilidad de nuestra generación. Comprender los ritmos ocultos de la economía no se trata de predecir el futuro con certeza, sino de navegar mejor sus poderosas corrientes.

Gábor Bíró 1 de octubre de 2025