Los límites de nuestro cerebro tribal en un mundo moderno
¿Cuántos amigos tiene realmente? El número de sus conexiones en Facebook podría ascender a cientos o incluso miles, pero ¿con cuántas personas mantiene una relación verdaderamente profunda y significativa?

Robin Dunbar, un antropólogo y psicólogo evolutivo británico, buscó una respuesta a esta pregunta, y su investigación dio lugar a una teoría sorprendente pero profundamente influyente: el número de Dunbar. Este número —aproximadamente 150— representa el límite cognitivo en la cantidad de relaciones sociales estables y significativas que podemos mantener a la vez. Pero el número de Dunbar es más que una simple cifra; es un espejo que refleja nuestro pasado evolutivo, ayudándonos a comprender por qué nos sentimos cómodos en algunas estructuras sociales y completamente perdidos en otras.
Monos, cerebros y cotilleo
La idea detrás del número de Dunbar se originó a partir del estudio de los primates. En la década de 1990, Dunbar notó una fuerte correlación entre el tamaño promedio de los grupos de diferentes especies de primates y el tamaño de una parte específica de su cerebro: el neocórtex. El neocórtex es responsable de funciones cognitivas de orden superior como el pensamiento consciente, el lenguaje y —lo más importante— el procesamiento de información social. Cuanto mayor es el tamaño promedio del grupo de una especie, mayor es la proporción de su neocórtex con respecto al resto de su cerebro.
La lógica es la siguiente: la vida en grupos más grandes requiere dinámicas sociales más complejas. Un individuo no solo debe seguir el rastro de sus propias relaciones, sino también las relaciones entre otros miembros del grupo ("quién se lleva bien con quién, quién está peleado con quién"). Esto impone una inmensa carga mental al cerebro. Basándose en esta correlación, Dunbar extrapoló a los humanos. Utilizando el tamaño del neocórtex humano, calculó que el tamaño de grupo humano "natural" se encuentra entre 100 y 230, siendo el promedio más citado 150.
Robin Dunbar es un antropólogo y psicólogo evolutivo británico que se hizo mundialmente conocido como profesor en la Universidad de Oxford. Su trabajo se centra en las raíces evolutivas del comportamiento social en primates y humanos. Su teoría más famosa es sin duda el número de Dunbar, que explicó elegantemente al público los límites cognitivos de nuestras relaciones sociales. Sin embargo, su obra es mucho más extensa. Se le atribuye el desarrollo de la Hipótesis del Cerebro Social, que postula que el principal impulsor del extraordinario crecimiento del cerebro humano no fue el uso de herramientas, sino la necesidad de gestionar relaciones sociales complejas. Dentro de esto, su teoría del cotilleo como "acicalamiento vocal" es particularmente prominente, e interpreta la evolución del lenguaje como una herramienta para mantener vínculos sociales de manera más eficiente en grupos más grandes. Ha escrito varios libros, como Grooming, Gossip, and the Evolution of Language (Acicalamiento, cotilleo y la evolución del lenguaje) y How Many Friends Does One Person Need? (¿Cuántos amigos necesita una persona?), a través de los cuales ha hecho que sus hallazgos científicos sean accesibles y atractivos para un público más amplio.
Evidencia del pasado y el presente
La teoría de Dunbar no es simplemente una deducción matemática. Está respaldada por una amplia gama de evidencia antropológica, histórica y sociológica:
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Sociedades cazadoras-recolectoras: El tamaño promedio de las comunidades tribales premodernas y las aldeas neolíticas a menudo rondaba las 150 personas. Esta era la escala en la que una comunidad podía funcionar eficazmente sin jerarquías formales ni aplicación de la ley, basándose únicamente en relaciones personales y confianza mutua.
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Unidades militares: A lo largo de la historia, el tamaño de una unidad de combate efectiva a menudo se ha alineado con el número de Dunbar. La unidad militar básica del Imperio Romano, el manípulo, consistía en aproximadamente 120-150 hombres. En los ejércitos modernos, la compañía también se encuentra en este rango. Este es el número de personas en el que los soldados aún pueden conocerse, luchando como camaradas unos por otros en lugar de como engranajes anónimos en una cadena de mando.
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Ejemplos modernos: Los huteritas, que han vivido en comunidades agrícolas cerradas durante siglos, dividen deliberadamente sus asentamientos cuando crecen más allá de las 150 personas. Por experiencia, aprendieron que por encima de este umbral, el control social se debilita y surgen conflictos internos. La empresa W. L. Gore & Associates (fabricante de Gore-Tex) es famosa por no permitir nunca más de 150 empleados en una sola planta para preservar una atmósfera familiar e innovadora.
Según Dunbar, nuestras relaciones no son uniformes, sino que existen en círculos concéntricos:
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~5 personas: El círculo más íntimo de amigos cercanos y familiares, en quienes podemos confiar para cualquier cosa.
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~15 personas: Nuestro "grupo de simpatía", por quienes sentimos una profunda empatía.
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~50 personas: Amigos cercanos, a quienes invitaríamos a una gran reunión.
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~150 personas: El límite de nuestras relaciones significativas. Estas son las personas a cuyos funerales asistiríamos y sentiríamos genuinamente una sensación de pérdida.
El cerebro social y el "acicalamiento vocal"
Para comprender la teoría a un nivel más profundo, debemos introducir la Hipótesis del Cerebro Social. Esta propone que el cerebro humano creció tanto no principalmente para el uso de herramientas o la navegación por desafíos ambientales, sino para gestionar redes sociales complejas. Los primates fortalecen sus vínculos sociales a través del contacto físico, o "acicalamiento". Sin embargo, esto requiere mucho tiempo y solo se puede hacer con un compañero a la vez.
Dunbar argumenta que el lenguaje humano evolucionó como una forma de "acicalamiento vocal". El cotilleo, la narración de historias y la risa compartida nos permitieron "acicalar" a varias personas simultáneamente, manteniendo así la cohesión en grupos mucho más grandes. A través del lenguaje, podemos intercambiar información no solo sobre los presentes, sino también sobre los ausentes, una habilidad crucial para gestionar una red de 150 personas.
Aplicaciones en psicología y negocios
El número de Dunbar tiene implicaciones prácticas que se extienden mucho más allá del ámbito académico:
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Psicología: La teoría ayuda a explicar los sentimientos de soledad y alienación en grandes y anónimas multitudes urbanas. Aunque estamos rodeados de miles de personas, nuestros cerebros todavía están "cableados" para una comunidad tribal más pequeña. Desde una perspectiva de salud mental, es crucial que al menos nuestros círculos internos (los grupos de 5, 15 y 50) estén llenos. La paradoja de las redes sociales también tiene aquí su raíz: si bien ofrecen la ilusión de conexión, a menudo solo diluyen nuestro limitado capital social sin aumentar realmente nuestra capacidad.
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Negocios y desarrollo organizacional: El ejemplo de W. L. Gore ilustra perfectamente el poder del concepto. Por debajo del umbral de 150 personas, las organizaciones tienden a ser más ágiles, la comunicación interna es informal y efectiva, la confianza es alta y se necesita menos burocracia. Este conocimiento se aplica en la formación de equipos ágiles modernos, la gestión de proyectos y la construcción consciente de la cultura corporativa. Una startup puede operar fácilmente como una familia, pero a medida que una empresa crece más allá de 150-200 empleados, la introducción de estructuras formales, departamentos de recursos humanos y reglas más estrictas se vuelve inevitable, porque la red de relaciones personales ya no puede mantener unida a la organización.
Escépticos y críticas
Como cualquier teoría influyente, el número de Dunbar tiene sus críticos.
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Dudas metodológicas: Las críticas más recientes (por ejemplo, un estudio de 2021 de la Universidad de Estocolmo) cuestionan los métodos estadísticos que Dunbar utilizó para derivar el número humano a partir de datos de primates. Argumentan que la correlación no es tan fuerte como se afirma, y que el margen de error es tan grande que el número 150 podría considerarse arbitrario.
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El papel de la cultura y la tecnología: ¿Son estos límites biológicos realmente insuperables? ¿Puede la tecnología —desde el teléfono hasta internet— permitirnos superar estas barreras? El propio Dunbar cree que la tecnología nos ayuda principalmente a mantener las relaciones existentes en lugar de crear otras nuevas. Los críticos, sin embargo, argumentan que las normas culturales y las diferencias individuales juegan un papel mucho más importante de lo que sugiere la teoría.
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La definición de "relación": ¿Qué cuenta como una "relación significativa"? La ambigüedad de esta definición dificulta la medición precisa y la falsificación o confirmación de la teoría.
El número de Dunbar y teorías relacionadas
Una pregunta central de la sociedad humana es qué tamaño de grupo nos permite cooperar eficazmente, basándonos en la confianza. La teoría de Robin Dunbar proporciona una respuesta poderosa, desde la psicología evolutiva, a esta pregunta, pero su trabajo no está aislado. En cambio, entra en diálogo con observaciones y teorías de otros campos, como la sociología, la historia y el desarrollo organizacional. Estos pensadores, aunque se acercan desde diferentes direcciones, a menudo llegaron a conclusiones similares, y el número de Dunbar proporciona una explicación científica y un ancla biológica para sus ideas.
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Puntos de inflexión en la dinámica social – Malcolm Gladwell: En su libro The Tipping Point (El punto clave), Gladwell examina cómo se propagan las ideas. Identifica el número 150 como una "capacidad de canal social", un umbral donde la dinámica de grupo cambia fundamentalmente. Gladwell ilustra esto en la práctica con el ejemplo de W. L. Gore & Associates. La dirección de la empresa descubrió a través de la experiencia operativa diaria que cuando el personal de una planta superaba las 150 personas, la cohesión interna y la efectividad de la comunicación informal disminuían drásticamente. La teoría de Dunbar proporciona el trasfondo científico para entender por qué este número "mágico" ronda los 150: no es una política corporativa arbitraria, sino un reflejo de la capacidad de procesamiento social del cerebro humano.
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El misterio de la cooperación a gran escala – Yuval Noah Harari: El autor de Sapiens pregunta cómo Homo sapiens llegó a dominar el planeta. Para Harari, el número de Dunbar no es un punto final, sino el problema inicial. Acepta que el tamaño natural de una comunidad humana basada en el conocimiento personal es de alrededor de 150. La innovación revolucionaria de Sapiens, argumenta, fue su capacidad para superar esta limitación a través de la Revolución Cognitiva, que permitió la creación de mitos compartidos y realidades ficticias (dioses, naciones, corporaciones, dinero). Estas historias compartidas permitieron a millones de extraños confiar unos en otros y cooperar. Harari, por lo tanto, utiliza el número de Dunbar para ilustrar la magnitud del salto evolutivo representado por la cooperación a gran escala, creada a través del poder de la imaginación.
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Comunidades humanas y 'tribus' – Seth Godin: En los campos del marketing y el liderazgo, Seth Godin habla del poder de las "tribus". Argumenta que los humanos tienen una necesidad fundamental de pertenecer a un grupo organizado en torno a una idea o líder compartido. Aunque Godin escribe sobre tribus modernas, conectadas tecnológicamente, que pueden tener escala global, su teoría se basa en el antiguo deseo de comunidad de la humanidad. En este contexto, el número de Dunbar ayuda a explicar por qué, incluso dentro de las tribus más grandes, a menudo se forma un "núcleo" más pequeño o un círculo interno comprometido, con un tamaño que frecuentemente cae dentro de los límites de Dunbar. Este núcleo proporciona la verdadera fuerza y estabilidad a la tribu.
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El tamaño de los equipos efectivos en la práctica – Desarrollo Organizacional: Antes de que Dunbar publicara su teoría, los líderes de organizaciones efectivas ya habían reconocido el poder de las unidades más pequeñas, ya sea instintivamente o a través de la experiencia. La famosa "regla de las dos pizzas" de Jeff Bezos en Amazon (un equipo no debe ser más grande de lo que se puede alimentar con dos pizzas) es una manifestación a microescala de este principio. El número de Dunbar, a su vez, proporciona una explicación a nivel macroorganizacional: por qué las empresas tienden a volverse burocráticas por encima de 150-200 empleados, y por qué se necesitan estructuras formales donde antes bastaban las relaciones personales. Aquí, las observaciones prácticas y la teoría evolutiva de Dunbar se complementan perfectamente.
Estos ejemplos muestran que el número de Dunbar no es solo un dato antropológico interesante, sino un concepto que tiende puentes entre la biología, la sociología y la vida empresarial práctica. Nos ayuda a comprender los límites y las fuerzas invisibles que dan forma a nuestras relaciones sociales y al funcionamiento de nuestras organizaciones.
La extensión digital y el cuello de botella emocional
Una de las preguntas más apremiantes de la era digital es si la tecnología —especialmente las redes sociales— puede romper los límites establecidos por el número de Dunbar. Aquí, es útil distinguir entre dos dimensiones de las relaciones: la gestión de datos "fríos" y la conexión emocional genuina. La tecnología sin duda expande nuestra capacidad de gestión de datos. Facebook nos recuerda los cumpleaños de cientos de conocidos, y LinkedIn rastrea las trayectorias profesionales de nuestra red profesional. A este nivel, el límite superior del número de Dunbar sí puede superarse; los servidores "recuerdan" los datos relacionales en nombre de nuestro cerebro.
Sin embargo, esto es simplemente una extensión de las apariencias. Mantener un vínculo emocional no es un problema de gestión de datos, sino de invertir tiempo y energía emocional. Construir empatía y confianza, y procesar experiencias compartidas, requieren procesos cognitivos y emocionales profundos cuya capacidad probablemente esté mucho más rígidamente ligada a nuestro hardware biológico. El mundo digital actúa como una especie de "exoesqueleto" social —un marco externo que nos permite "transportar" más conexiones—, pero no aumenta la capacidad de carga de nuestros corazones y mentes. Es posible que podamos felicitar a 500 personas por sus cumpleaños con un mensaje automatizado, pero los círculos más íntimos del número de Dunbar —las 5, 15 o 50 personas por las que nos preocuparíamos genuinamente en una crisis— probablemente permanezcan obstinadamente resistentes a esta inflación digital. La tecnología infla la red de vínculos débiles, mientras que quizás incluso agota los recursos más preciados necesarios para los vínculos fuertes: la atención y la presencia genuina.
Más que un simple número
El debate en torno al número de Dunbar probablemente continuará. Sin embargo, el verdadero valor de la teoría no reside en si el número es exactamente 148 o 152. El poder del concepto es que nos recuerda una verdad fundamental: somos criaturas biológicas cuyas necesidades y límites sociales fueron moldeados por cientos de miles de años de evolución.
El mundo moderno, con sus redes globales, metrópolis y plataformas digitales, a menudo ignora esta herencia. El número de Dunbar es una advertencia: no importa cuán altos construyamos nuestros rascacielos o cuán inmersivas se vuelvan nuestras realidades virtuales, en lo profundo de nuestros cerebros todavía vive un ser tribal que se siente más cómodo en una comunidad de no más de 150 personas. Comprender y gestionar esta tensión es uno de los desafíos psicológicos, sociológicos y organizacionales más importantes de nuestro tiempo. El número de Dunbar no es una prisión; es un mapa que nos ayuda a navegar nuestra propia naturaleza humana.