Dinero, Poder y Sociedad en las Ondas Largas de la Historia

Gábor Bíró 5 de octubre de 2025
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En un análisis anterior, identificamos las revoluciones tecnológicas como el motor principal de las ondas económicas largas, conocidas como ciclos de Kondratiev. La máquina de vapor, los ferrocarriles, la electricidad y el microchip fueron innovaciones fundamentales que remodelaron la economía global en ciclos recurrentes de 50 a 60 años. Sin embargo, esta visión centrada en la tecnología cuenta solo una parte de la historia, aunque espectacular. Tras bambalinas, otras fuerzas igualmente poderosas están en juego: el flujo de capital financiero, los cambios en el estado de ánimo social y el reajuste del poder global.

Dinero, Poder y Sociedad en las Ondas Largas de la Historia

Este artículo profundiza en estas dimensiones ocultas de las ondas de Kondratiev, explorando cómo la innovación tecnológica se entrelaza con la especulación financiera, cómo las "estaciones" económicas se reflejan en nuestra política y sociedad, y cómo cada nueva ola puede redefinir el mapa geopolítico mundial.

La doble danza del capital financiero: creación y destrucción

Una revolución tecnológica no ocurre en el vacío. Para que una invención prometedora se convierta en una fuerza que transforme toda la economía, requiere una inyección masiva de capital. Aquí es donde entra en juego el capitalismo financiero, un papel descrito de manera más vívida por la economista neo-schumpeteriana Carlota Perez. En su modelo, cada onda larga se divide en dos períodos principales: la Fase de Instalación y la Fase de Despliegue, separadas por un Punto de Inflexión crítico, típicamente una gran crisis financiera.

  1. La Fase de Instalación: Cuando emerge un nuevo paradigma tecnológico (como internet en la década de 1990), el capital financiero —dinero especulativo que busca retornos rápidos y altos— se abalanza. Esta es la "primavera" y el "verano" del ciclo: una especie de fiebre del oro donde los inversores inyectan dinero imprudentemente en startups relacionadas con la nueva tecnología, a menudo con poca consideración por modelos de negocio estables o ingresos reales. Lo vimos durante la burbuja de las puntocom a finales de los 90. El ambiente está cargado de optimismo, pero esta fase es también el comienzo de la "destrucción creativa", ya que la nueva tecnología comienza a amenazar a las industrias antiguas. Inevitablemente, este frenesí de especulación lleva a una burbuja.
  2. El Punto de Inflexión: Finalmente, la burbuja estalla. El colapso de las puntocom en 2000 y la crisis financiera de 2008, aún mayor, son ejemplos perfectos de este punto de inflexión. Estas crisis son increíblemente dolorosas, pero según Perez, también son necesarias. Limpian el mercado de empresas inviables y obligan a los inversores a una "comprobación de la realidad". El colapso actúa como un crisol, forjando una tecnología más madura lista para una aplicación práctica y generalizada.
  3. La Fase de Despliegue: Después de la crisis, el enfoque cambia de la especulación a la producción. El capital productivo (dinero invertido en fábricas, infraestructura y productos reales) toma la delantera. La tecnología ya no es solo una promesa; se está integrando en el núcleo de la economía. Es entonces cuando se construyen las grandes y estables corporaciones (en nuestra era, pensemos en Google, Amazon y Apple), y los beneficios de la tecnología comienzan a extenderse a segmentos más amplios de la sociedad. Esta fase representa el "final del verano" y el "otoño" del ciclo: una "edad de oro" de prosperidad y estabilidad que eventualmente conduce a la saturación del mercado y a un crecimiento más lento, preparando el escenario para el próximo "invierno".

Este modelo explica por qué los grandes avances tecnológicos son tan a menudo inseparables de burbujas financieras aparentemente irracionales y de las devastadoras crisis que les siguen.

Un espejo para la sociedad: estaciones económicas y tormentas políticas

Las ondas de Kondratiev no solo dejan su huella en los gráficos económicos; influyen profundamente en el estado de ánimo social y las dinámicas políticas. Las "estaciones" económicas se reflejan casi perfectamente en la psique colectiva.

  • Primavera y Verano: Las primeras etapas del ciclo se caracterizan por el optimismo social. Existe una creencia generalizada en el progreso, y la movilidad social —el sueño de pasar de la pobreza a la riqueza— se siente como una posibilidad tangible. Una economía en crecimiento fortalece a la clase media, lo que típicamente fomenta la estabilidad política. Los debates suelen centrarse en cómo distribuir el pastel en expansión, no en cuestionar los cimientos del sistema mismo. Piense en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial en el mundo occidental.
  • Otoño e Invierno: A medida que el ciclo madura y entra en sus etapas finales, el crecimiento se ralentiza, los mercados se saturan y los márgenes de beneficio se reducen. Las empresas se centran en la reducción de costos y la eficiencia, lo que a menudo conduce a la pérdida de empleos y al estancamiento salarial. Al mismo tiempo, los retornos del capital a menudo superan el crecimiento económico, lo que lleva a un aumento drástico de la desigualdad social. La gente comienza a sentir que "el juego está amañado" y que el contrato social se ha roto. Esto genera una era de pesimismo, desconfianza y enojo, proporcionando un terreno fértil para movimientos populistas, polarización política y desafíos radicales al statu quo. Las tensiones políticas actuales, la reacción contra la globalización y la erosión de la fe en las instituciones democráticas en todo Occidente no son eventos aleatorios; son síntomas clásicos de un invierno de Kondratiev.

Las mareas de la hegemonía: cambios geopolíticos

El impacto de las ondas de Kondratiev también se siente en el escenario internacional. Históricamente, la nación que domina y despliega con mayor éxito la tecnología de una nueva ola a menudo asciende a una posición de hegemonía global. El nuevo paradigma tecnológico proporciona no solo dominio económico, sino también supremacía militar y cultural.

  • La Primera y Segunda Ola (vapor, ferrocarril) coincidieron con el ascenso de Gran Bretaña. Sus fábricas, marina y red comercial global la convirtieron en la potencia dominante indiscutible del siglo XIX.
  • La Tercera, Cuarta y Quinta Ola (electricidad, petróleo, el automóvil, tecnología de la información) marcaron el comienzo del dominio de Estados Unidos. La producción en masa estadounidense, la innovación tecnológica (Silicon Valley) y el poder financiero (Wall Street) hicieron del siglo XX el "Siglo Americano".

Esto plantea una de las preguntas geopolíticas más críticas de nuestro tiempo: ¿quién liderará la Sexta Ola? Si bien la previsión es un negocio arriesgado, las señales apuntan claramente a una nueva contienda por el liderazgo tecnológico.

  • China está realizando un esfuerzo deliberado y financiado por el estado para dominar las tecnologías clave de la Sexta Ola, particularmente en inteligencia artificial, energía verde y biotecnología. La ambición de Beijing no es otra que romper la hegemonía tecnológica estadounidense.
  • Sin embargo, Estados Unidos todavía posee una extraordinaria capacidad de innovación y permanece a la vanguardia de muchas tecnologías fundamentales. El resultado de esta competencia está lejos de ser decidido.

Algunos analistas sugieren cautelosamente que la Sexta Ola podría no producir un único hegemón, sino fomentar un orden mundial multipolar, con múltiples centros de poder tecnológico y económico compitiendo y colaborando. Este reajuste geopolítico probablemente será una de las historias definitorias del siglo XXI.

En Conclusión

Comprender las ondas de Kondratiev nos lleva más allá de un simple análisis de la tecnología y la economía. Ofrece una lente poderosa a través de la cual ver las tensiones sociales y los cambios geopolíticos más profundos de nuestro tiempo. La euforia y el pánico de los mercados financieros, el aumento de la polarización política y la competencia entre grandes potencias no son eventos aislados, sino partes de un patrón cíclico más amplio. La incertidumbre y la agitación de nuestro actual "invierno" bien pueden ser los inevitables dolores de crecimiento de una nueva era tecnoeconómica. Reconocer este patrón no proporciona respuestas fáciles, pero nos ayuda a hacer las preguntas correctas mientras nos encontramos en la cúspide de la próxima gran ola de la historia.

Gábor Bíró 5 de octubre de 2025